Mi cuñada es la típica guarra que sabe que está buena y entonces aprovecha su cuerpo al máximo para conseguir todo lo que quiere si se lo tiene que dar un hombre. Hay que reconocérselo, es muy lista y a la hora de llevar su vida hacia delante no tiene escrúpulos ni vergüenza. A mi eso me da igual, la verdad, porque la mujer físicamente es imponente y tiene un cuerpo que ya quisieran para ellas muchas jovencitas de 20 años. La cuestión es que, no sé ni como ni por qué, pero he tenido la tremenda suerte de poder follármela hoy mismo en mi jacuzzi. Así es, nos hemos metido los dos y entre los masajes y las burbujas nos hemos puesto tan cachondo que no lo hemos podido evitar y hemos acabado follando como unos perros. La verdad es que lo siento por su marido porque me caía bien. Menudos cuernos se ha llevado el hombre, aunque eso le pasa por casarse con una mujer tan ligerilla.