Pues resulta que el otro día conocí a una madre divorciada, a una de esas mujeres maduras pero muy calientes que quieren seguir disfrutando de su sexualidad todavía a estas edades, una chica bien cachonda que lo que iba buscando era un chico con un buen pollón, como yo, que le diera lo suyo y que la hiciera gozar, que la hiciera disfrutar cada día con un nuevo polvo a escondidas de sus hijos. Es lo que vengo haciendo últimamnete: cuando ella me llama acudo rápidamente a su casa (la mayoría de las veces ya voy con una erección) y ella me espera con el sujetador puesto pero sin las bragas. Sabe que lo que más me gusta de ella son esas increíbles tetas que dejarían sin respiración a cualquiera que se precie.