Esta madurita tiene algunos kilos de más, pero este hecho no es obstáculo para tirarse a Jaime, su vecino del quinto. Desde hace tiempo coincidían frecuentemente en el ascensor, pero nunca habían tenido oportunidad de enrollarse y pasarlo bien. Hasta hoy. Quedaron y empezaron a charlar… y al par de minutos ella ya estaba bebiendo semen de la polla del tío.