No puedo ser más afortunado y os lo reconozco, me apuesto lo que queráis que a ninguno de vosotros os han hecho la semejante paja que me han hecho a mí, ha sido increíble. Y no estoy hablando de una paja normal y corriente que me la hayan hecho dos putillas que he me ligado en cualquier antro. No. Las artífices de esta magnífica paja, la cual me he tomado la libertad de fotografiar han sido mis dos hermanastras, las chicas cuya pareja más caliente recuerdo en mucho tiempo. Desde que las conocí sin duda me di cuenta de ello, de lo guarras que son. Aunque claro, disfrutando tanto las pajas que me hacen sin ni siquiera yo pedírselo, sería un poco descortés venir encima y quejarse uno. ¿No creéis? Porque todo no se acaba aquí, es que encima me dejan que me corra en sus tremendas tetas y en sus caras. Ni novias que he tenido de años de relación me ha permitido eso.