Mi mujer está últimamente muy estricta con el sexo, cada día le gusta hacer menos cosas, con lo buena que está y el gran cuerpo que tiene la susodicha. A mí, desde luego, me sigue poniendo caliente igual que el primer día, me sigue pareciendo que tiene unas tetas magníficas y un cuerpo colosal, digno de poner en un cuadro y contemplarlo durante los días. Hoy estábamos follando en la cocina y me he dedicado a echarle una buena follada mientras le levantaba la falda; se la he metido hasta el fondo y me he cuidado de que disfrutara como nunca con este rato de sexo. He podido tocarle las buenas tetas que tiene una vez más. Enormes, naturales, perfectas. Ella la verdad es que no quiere, pero cada vez que tengo la ocasión yo me corro dentro.