Luisa tiene 50 años y está en la flor de la vida. Está más buena que muchísimas jovencitas veinteañeras, y no para de exhibirse delante de la cámara de fotos. Hoy le ha dado por irse quitando muy lentamente la ropa interior que llevaba, posando en posturitas sensuales, atrevidas… con el objetivo de conseguir algún macho dispuesto a follársela salvajemente en su casa.